Ya sabes que acudir a tu taller de confianza para revisar tu vehículo cuando lo indica el fabricante es una de las mejores maneras posibles de alargar su vida útil. Respectar los intervalos de mantenimiento es fundamental en este sentido. Pero ¿sabías que tu conducción también te puede ayudar en este objetivo?
Existen algunos hábitos de conducción que resultan muy aconsejables a la hora de mantener el vehículo en buenas condiciones, según nos recuerda la DGT. A continuación puedes ver algunos de ellos:
- Pisa el embrague al arrancar: así protegerás la batería, que tendrá que mover menos piezas de la transmisión. Con este pedal pisado a fondo, tan solo giran el motor y el volante de inercia y se evita que se muevan los engranajes de la caja de cambios y el disco de embrague. Por esta razón muchos vehículos nuevos no permiten arrancar el motor sin el embrague pisado a fondo.
- No aceleres: al contrario de lo que ocurre con el embrague no es necesario que pises el acelerador al arrancar, salvo algunas excepciones como el caso de ciertos coches clásicos, porque el sistema electrónico de inyección facilita la cantidad de carburante que se necesita sin necesidad de acelerar. Si pisas ese pedal, enviarás un exceso de carburante que no se quemará y se diluirá en el aceite, que perderá propiedades. Así se multiplica el desgaste de las piezas del motor que no se han llegado a lubricar.
- Aleja tu pie del pedal de embrague mientras conduces: si tienes la manía de llevar tu pie apoyado en él, provocarás el desgaste prematuro del collarín del embrague por el rozamiento. Si esta pieza se desgasta, tendrás que cambiar todo el embrague, una operación que no resulta barata precisamente. Es mejor que te acostumbres a reposar tu pie en el apoyo de la izquierda cuando no estés cambiando de marcha.
- Lleva tus manos sobre el volante: si descansas la mano derecha sobre la palanca de cambios, puedes desgastar un sinfín de engranajes que trabajan para transmitir fuerza del motor a las ruedas. Esto se traduce, con el paso de los años, en holguras, marchas que se resisten a entrar e incluso roturas.
- No esperes a la reserva para repostar: si apuras demasiado el depósito, las impurezas en la parte baja del depósito llegarán al motor y causarán daños en algunos componentes cuya sustitución resulta costosa, como es el caso de la bomba o los inyectores. Si el depósito se vaciara del todo, es aconsejable realizar una limpieza integral del circuito.
- Cuidado con los bordillos: aunque ya te lo hemos dicho varias veces, nunca está de más recordarlo. Los golpes y rozaduras contra los bordillos perjudican tus neumáticos, llantas, suspensión, bajos y paragolpes.
- Frena progresivamente: siempre que sea posible, conviene que reduzcas a marchas cortas y dejes que frene el motor cuando quieras decelerar. También es una buena costumbre pisar el pedal de freno de manera progresiva. Si conduces de manera tranquila y equilibrada, evitarás sobrecargar el sistema de frenos y un desgaste prematuro de pastillas y discos.
- Gira el volante sin llegar al tope: es mejor evitar los giros totales del volante porque estos pueden afectar al estado de la dirección y la suspensión, incluyendo rótulas o silentblocks. Por eso conviene que dejes un pequeño margen para no forzar la dirección.
- Conduce tranquilamente: no solo mejorará el estado de tus nervios, sino que también cuidarás elementos como frenos, caja de cambios, embrague, neumáticos, motor y, en general, todas las partes móviles. Asimismo, evitarás el incremento del consumo asociado a una conducción con acelerones, frenazos y giros bruscos del volante, que oscila entre los dos y los cuatro litros cada 100 km.
- Selecciona el punto muerto en las detenciones: sin mantienes el embrague pisado a fondo durante las paradas, perjudicarás la mecánica de tu coche porque el collarín del embrague se desgastará prematuramente. Es mucho mejor llevar la palanca a punto muerto y levantar el pie del embrague durante una parada.
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