Vigilar a los conductores que cometen infracciones es uno de los principales cometidos de los radares. Estos elementos, que son el azote de los conductores con el acelerador alegre, pueden ser de distintos tipos. Además de los fijos, los móviles y los de tramo, existen otros tipos que conviene que conozcas.
El RACE ha realizado una recopilación de las distintas variedades de radares que existen:
Radares fijos: son radares de velocidad situados en un punto fijo de la carretera. Suelen colocarse en una cabina ubicada en un lateral de la vía o en los pórticos. Su presencia se avisa con antelación mediante carteles.
Radares móviles: suelen situarse dentro de un coche de la Guardia Civil o camuflado sobre un trípode junto a la vía. Funciona tanto con el vehículo en movimiento como parado, por eso es difícil de localizar.
Radares de tramo: estos dispositivos controlan la velocidad media de los vehículos entre dos puntos. Por eso los conductores deben mantener durante ese tramo una velocidad similar o inferior a la máxima permitida. Pero no solo castigan el exceso: si se circula por debajo del 50% de la velocidad permitida, también originarán una multa.
Radar Velolaser: son los más recientes. Cada provincia cuenta con un equipo que los agentes desplazan en moto. Su tecnología láser, su tamaño compacto y su carácter inalámbrico son sus principales características.
Los radares Velolaser son difíciles de detectar por el conductor y las autoridades los manejan fácilmente. Pueden instalarse en un guardarraíl, en un pórtico, en un vehículo, en una cabina lateral, en un trípode… las opciones son muchas. Además, pueden controlar vehículos que circulan hasta 250 kilómetros por hora, funcionan día y noche, y detectan la velocidad de los vehículos en dos carriles de circulación en uno o dos sentidos.
Helicóptero Pegasus: además de vigilar la circulación, permiten denunciar a los conductores infractores. Como pueden volar a 300 metros de altura, no siempre son detectables. Dos cámaras permiten fotografiar con nitidez la matrícula del vehículo que se salta las normas. Incluso detectan vehículos que circulan hasta un máximo de 360 km/h.
Radar de semáforo: estos son habituales en las ciudades y permiten detectar vehículos que se saltan el semáforo en rojo. No controlan la velocidad en este caso.
Radar en cascada: son radares móviles que se colocan a continuación del radar fijo. Su objetivo es acabar con los excesos de velocidad después de pasar por un radar fijo tradicional.
Radares Mesta Fusion: estos grandes radares de casi cuatro metros de alto ya se han implantado en Francia. Controlan un radio de acción de 200 metros. Tienen varias cámaras de alta resolución que pueden monitorizar la distancia de seguridad, la velocidad, el uso del cinturón de seguridad, del teléfono móvil, si el vehículo se salta un semáforo o, incluso, si circula por un carril inadecuado.
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