Circular por la noche sin luces es una situación que ni se te pasa por la cabeza que te vaya a ocurrir a ti. Llevas lámparas de repuesto y, si ocurre algún problema, siempre puedes instalarlas. El caso es que la iluminación de tu vehículo es mucho más que dar luz a una carretera a oscuras. Por eso conviene que le prestes atención.
Unas lámparas que deslumbran a los demás conductores, que no ofrecen la suficiente luminosidad porque los faros están sucios o las bombillas desgastadas, unos pilotos traseros que no funcionan bien, una luz de freno que no indica correctamente cuándo vas a decelerar o unos intermitentes que no avisan bien de tus intenciones. Estos son solo algunos ejemplos de mal funcionamiento del sistema de alumbrado y señalización que pueden estar ocurriendo en tu coche sin que ni siquiera te hayas dado cuenta.
Revisar el funcionamiento de este sistema es muy importante. Tanto, que la DGT realiza campañas periódicas de inspección relacionadas con él. De esta manera, es probable que en algún momento te paren los agentes para comprobar su estado que, si no es correcto, te puede acarrear multas. No solo eso: si no te aseguras de que las luces de tu coche funcionan bien, estarás comprometiendo tu seguridad.
Algunos consejos básicos que puedes seguir para mantener el alumbrado correctamente consisten en:
- Cambia las lámparas cada 40.000 km o cada dos años, ya que van reduciendo su intensidad con el uso.
- Cámbialas siempre de dos en dos, ya que su uso es simétrico en la mayoría de los casos.
- Mantén siempre limpias las ópticas (faros y pilotos), para asegurar un haz de luz lo más efectivo posible.
Si es posible, acude a cambiar las lámparas a tu taller de confianza. Allí se asegurarán de realizar un correcto reglaje de los faros y comprobar si el fallo se corresponde con una lámpara que ya ha llegado al fin de su vida útil o a cualquier otro problema eléctrico.
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Fuente: Philips.