No hay mayor temor para un conductor que el de quedarse sin frenos al volante. Aunque es muy difícil que esto suceda, puede ocurrir y si no consigues controlar a tiempo el coche, el accidente puede ser grave. Como en casi todas las averías, prestar atención a los avisos del coche y, en este caso concreto, a los cuatro síntomas del desgaste de los frenos. Son estos:
- Hay que pisar a fondo el pedal para que frene.
Se suele decir que el pedal está esponjoso y puede ser debido a un desgaste excesivo de las pastillas o a que falta líquido de frenos en el sistema. En muchos coches, el estado de las pastillas se aprecia a simple vista (aunque puede ser que las veas bien y no sean efectivas porque están 'cristalizadas'), pero el del líquido de frenos no. Por eso, lo mejor es que pases por el taller que comprueben ambas cosas.
- Notas que te quedas sin frenos en cuestas o frenadas largas.
Todo apunta a que el líquido de frenos tiene agua o burbujas de aire y estas no le dejan transmitir bien la fuerza a las pastillas. La solución es sustituir todo el líquido del sistema.
- El pedal del freno vibra o tiembla.
En esta caso deberías ir al taller y que te miren los discos, puede que estén ondulados y choquen con las pastillas al girar.
- Escuchas un ruido metálico al frenar.
Suele ser síntoma de que pastillas y discos se han gastado y el ruido es porque choca metal con metal. La solución es cambiar la pieza gastada.
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