Un solo litro de gasolina o gasóleo consumido emite a la atmósfera entre 2,35 y 2,6 kilos de CO2. Lo dice la Dirección General de Tráfico (DGT), así que si quieres evitar que tu entorno se convierta en un lugar irrespirable, deberías plantearte si la manera en la que conduces es la más eficiente posible.
Además, si conduces de manera inteligente y responsable, viajarás más cómodo y seguro, ahorrarás en el mantenimiento de tu vehículo y prolongarás su vida útil. No hay duda: apuntarte a la conducción eficiente es lo mejor que puedes hacer. Toma nota de estos consejos para conseguirlo:
- Arranca sin acelerar: no hace falta pisar el acelerador cuando arrancas el coche, así solo conseguirás consumir carburante. La electrónica del coche se encarga de regular las condiciones del coche, así que déjale hacer.
- Mete segunda lo antes posible: debes utilizar la primera velocidad solo para iniciar la marcha y engranar la segunda tras dos segundos o entre 5 y 6 metros recorridos.
- Anticipa los cambios: acelera progresivamente sin pisar el pedal a fondo. Si tu coche tiene motor de gasolina, cambia entre las 1.500 y las 2.500 revoluciones. Si es diésel, entre las 1.300 y las 2.000.
- Marchas largas: utilízalas cuando sea posible, pero hazlo sin riesgos y con sentido común. Si llevas el motor demasiado poco revolucionado, puedes llegar a dañarlo. Además, siempre debes mantener el control sobre el vehículo y tener capacidad de respuesta en caso de apuro.
- Velocidad constante: conduce a una velocidad lo más uniforme posible, no hace falta acelerar ni frenar innecesariamente. De esta manera, el desperdicio de energía y combustible quedará limitado.
- Modera tu velocidad: además de las razones ligadas a la seguridad, te ayudará a anticipar imprevistos y aumentar tu eficiencia al volante.
- Usa el freno motor: cuando sea posible, levanta el pie de acelerador en las deceleraciones y deja rodar el vehículo con la marcha engranada. El motor actuará como freno y el consumo será cero. Si puedes, detente sin reducir de marcha.
- Cuestas: en las subidas, conviene que retrases en lo posible la reducción de marchas y aceleres ligeramente. En las bajadas, lo mejor es circular en marchas largas y rodar por inercia, evitando siempre situaciones de riesgo.
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Fuente: DGT.