El invierno trae consigo muchos días de condiciones climatológicas adversas que dificultan la conducción. En un momento en el que además el parque de vehículos tiene una antigüedad media de 11,6 años, es más importante que nunca que revises el coche en tu taller de confianza para que tus desplazamientos en esta estación sean lo más seguros posible.
En concreto, hay cinco puntos clave que deben ser revisados en invierno:
- Ojo al líquido refrigerante: también conocido como anticongelante, es el encargado de conservar la temperatura del motor y evitar la corrosión de distintos componentes. Contar con un nivel adecuado de este fluido y asegurarse de que su estado es óptimo garantiza que pueda cumplir con su labor.
- Utilizar el aceite adecuado: además de comprobar su nivel de manera periódica, debes emplear un lubricante adecuado al motor de tu coche. Cuando la temperatura está bajo cero, los aceites de baja viscosidad protegen el propulsor del frío excesivo.
- Comprobar la batería: este elemento es uno de los que más sufren con el frío, de hecho, las averías en carretera más frecuentes en invierno tienen como causa el mal funcionamiento de la batería. Es imprescindible comprobar su estado de manera periódica y, si es necesario, sustituirla por otra nueva.
- Neumáticos a punto: las cubiertas son el único punto que une el coche al suelo. Si el pavimento se encuentra resbaladizo por las condiciones meteorológicas, es más importante que nunca que los neumáticos estén en perfecto estado para maximizar el agarre. Además, en tu taller de confianza te pueden asesorar sobre la presión y el tipo de cubierta que mejor se adapta tanto a tu coche como al uso que haces de él.
- Buena visibilidad: cuando son frecuentes las lluvias o las nevadas, y además las horas de luz diurna disminuyen, es necesario garantizar la mayor visibilidad posible. Alumbrado, líquido lavaparabrisas y escobillas no deben pasarse por alto en una revisión de invierno.